Cabanes als Arbres, Girona.


CABANES ALS ARBRES: SLEEP PERCHED IN A TREE


CABANES ALS ARBRES: DORMIR EN LO ALTO DE UN ÁRBOL
En 1854, el poeta y escritor norteamericano Henry David Thoreau (1817-1862) publicó Walden, un relato vibrante de los dos años, entre 1845 y 1847, que vivió alejado de la civilización en los bosques de Walden Pond, Massachusetts (EEUU). “Me fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentar solamente las cosas esenciales de la vida, y ver si no podía aprender lo que tenía para enseñarme, y no que cuando llegara la muerte descubriera que no había vivido”. Una declaración de principios y una inspiración para cualquiera que quiera...
vivir una aventura boscosa. Pero, ¿dónde dormir? Pues que mejor lugar para perderse en el bosque y reencontrar esas sensaciones ancestrales que los urbanitas amaestrados acabamos por amordazar que en las Cabanes als arbres, en Sant Hilari Sacalm, nidos de madera suspendidos entre las ramas de gigantescos abetos douglas importados de Oregon (EEUU). Este insólito alojamiento se encuentra en la floresta de Les Guilleries, un pasadizo biológico en el corazón de Cataluña engastado entre el Parque Natural del Monseny, Reserva de la Biosfera, y los Pirineos. “Wooow! No hay otra onomatopeya que condense la sorpresa que despierta a todos los clientes la primera vez que contemplan la que será durante unas horas su cabaña, suspendida en el aire a 10 metros del suelo. Tras cruzar la pasarela colgante que salva la altura hasta la escalera que da acceso a la terraza de la cabaña, el espectáculo para cortar el aliento: el nido de madera son sólo 10m2 pero nadie podrá decir que éste no es un balcón sublime. Ante la vista el bosque se extiende hasta un enorme hayedo mientras, al fondo, el sol lame con sus últimos rayos la cresta del Matagalls, la segunda cima del Montseny.
Construidas íntegramente en madera, los 30m2 del interior de la cabaña despiertan una agradable y liberadora sensación de aventura y, por qué no decirlo, de un sugerente reencuentro con uno de los sueños infantiles más recurrentes. ¿Quién no ha soñado alguna vez con una casa en un árbol? Ésta parece sacada de las páginas de Robinson Crusoe o de una película de Tarzán. En el interior, más allá de un exiguo pero coqueto mobiliario, lo que capta toda la atención del huésped es la presencia silenciosa del tronco que atraviesa verticalmente la estancia. Nadie se resiste a pasar la mano por su rugosa corteza, lo más parecido a un apretón de manos de bienvenida. La omnipresencia del árbol en el interior de la cabaña no es, lo más sorprendente. Porque aquí no hay enchufes, ni tele, ni lavabo.... Esa es la gran lección de este impresionante lugar: en las cabañas no hay ni luz eléctrica, ni agua corriente. Una jarra de agua y el WC seco son la alternativa. Esos son los retos de pretender vivir por unas horas como un Robinson Crusoe del siglo XXI. No obstante, a pesar de la rusticidad de la estancia y el minimalismo de las comodidades que se presuponen esenciales, la fórmula seduce y el confort es notable.
En la cabaña, los sonidos del bosque nocturno se funden con un aire en el que no faltan fragancias a hierbas aromáticas y tierra húmeda. Pocas habitaciones de hotel, por muchas estrellas que éste tenga, destilan la magia que se condensa este balcón abierto al cielo estrellado: entre las ramas del árbol se cuelan jirones de un cielo tachonado de destellos. Los 1.000 metros sobre el nivel del mar se notan, pero el frío de la noche no es nada bajo el nórdico de la cama y el calor de la estufa de parafina. Bajo la luz de las velas y el blanquecino haz de luz de un farol de dínamo, releer a Thoreau es el mejor modo para conciliar el sueño, mientras el árbol y la cabaña con él se mecen con suavidad.
Los primeros rayos de la mañana cuelan en la cabaña. Una cesta repleta de viandas aguarda colgada a un metro del suelo –a buen recaudo contra jabalíes golosos- por el guarda nocturno de las cabañas. El desayuno se deja a las 09.00 para que cada cabañero lo tome cuando despierte, sin prisas, sin horario fijo. Subir hasta arriba de la cabaña la cesta con una polea vuelve a despertar sueños infantiles. En el interior de la cesta, café caliente, un zumo natural, cruasanes recién hechos… “Volver a las cosas esenciales”. No es una lección ligera que llevarse en la mochila de vuelta a casa. Acaso sea ésta, en realidad, más allá de la belleza del paisaje de Les Guilleries y de las sensaciones de la floresta, la verdadera lección de convertirse por unas horas en arbo-nómada.

CABANES ALS ARBRES
Carretera de Vallclara S/N
17403 Sant Hilari Sacalm
info@cabanesalsarbres.com
www.cabanesalsarbres.com

HABITACIONES Y TARIFAS
El precio (IVA incluido) de las cabañas por noche y para dos personas, con el desayuno incluido, varía según las fechas. Los fines de semana, días festivos y vigilias, Semana Santa y los meses de junio a septiembre el precio es de 117 €; de domingo a jueves, durante los meses de abril, mayo y octubre, la tarifa es de 107 €; de domingo a jueves durante los meses de noviembre, diciembre, enero, febrero y marzo el precio es de 97 €. El suplemento por pasar una sola noche es de 18 €, mientras que el de una persona adicional en la cabaña (máx. 4, adulto o niño a partir de 10 años) es de entre 25 y 32 € según la temporada.

CÓMO LLEGAR
Desde cualquiera de las rutas que parten desde Barcelona, dirección Vic, se puede enlazar con el Eix Transversal C25 dirección Girona. En la salida 202 empieza el tramo de la carretera Plà de les Arenes en dirección a Sant Hilari Sacalm. Antes de llegar a este municipio aparece un cruce en dirección a Sant Sandurní d’Osomort. A 3 km a la derecha se empieza la carretera de Vallclara (pista) que conduce directamente a Cabanes als Arbres.

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